22.12.14

Aireo mi pena en parques infantiles,
alimento mi apatía con museos y exposiciones,
descuido mi casa abrazando cuerpos que ensucian mis cortinas.

 Y calmo la desesperanza con autodestrucción,
acuno el dolor del mundo huyendo pertenecerme.

Quemo vuestras perversidades haciéndome daño donde más duele.

Quién dijo que la venganza no le jode a una misma la vida.
Quién que le odio no te salpica a ti también.

Es el desconsuelo una cama donde recostarse;
el colchón huele a mierda y, además,
está llena de migas.


5.12.14

Se mueren tus tíos abuelos y tus padres van quedándose sin vida.
Se apagan los incendios, 
amenaza con llover,
y hay un niño que grita en medio de un desierto.

Hay mercados todos los Domingos
y volver no es más que una forma cobarde de disuadir el compromiso con el cambio.

Mira al techo;
tu tío Jacinto está muerto. El de la casa con olor a aceituna.
Tu abuela no te recuerda. 

Y este cuerpo, sin embargo, sigue siendo el tuyo.

18.11.14

y entonces volaron


Te veía introducirte poco a poco en esa caja negra que era tu cabeza cuando no estábamos de acuerdo de qué color era nuestro amor,
qué iba a pasar con nosotros,
dónde lo íbamos a poner todo.
Te veía meterte poco a poco, retrocediendo hacia atrás,
y yo no podía hacer
nada.

Yo sólo podía
agarrarte de la cara y decirte
lo siento,
yo no quise decir
eso,
quiero tener casas azules contigo
y ninguna de esas casas es una cadena.
Pero tú mientras te metías poco a poco en esa caja negra
que era tu cabeza
cuando no estábamos de acuerdo sobre la longitud de nuestro amor.

La tormenta me revolvía el pelo, y yo me moría de frío.
Y yo te decía
ven aquí,
me da miedo el viento,
ayúdame a salvarnos,
permanece.
Pero tú no me oías porque nunca se oye nada desde dentro de una caja negra.

Luego salió el barco, ardió la isla, te volviste más viejo y dijiste
no te quedes sin lo que tú necesitas,
sal fuera a buscarlo.
No es desamor, es justicia. No es falta de deseo,
es sentido común.
Yo te quiero bien,
pero no te quiero ahora.

Y yo pensé que no iba a saber buscarte en el resto del mundo.
No iba a saber buscarte en las playas, en los desiertos,
en las cafeterías.
Y que eso significaba que ni en mil años iba a cruzarme
de nuevo
con tu oceano.

Y dije, está bien. Necesito sobrevivirme
y contigo sólo se naufraga.
Está bien,
pero jamás podré tener una casa azul sin ti.
Está bien,
pero
esto arde
y me quema.

Y pasó Bolivia y yo besé once mil bocas, ninguna como la tuya.
Y menos mal.
Porque yo sólo necesitaba ternura, pero tú sólo tenias
una caja negra.
Yo sólo necesitaba amor y tu cuerpo sólo me decía
alerta.
Y tú nunca fuiste tu nombre, ni tu cuerpo, ni la historia de mi vida,
sino una muestra del amor universal
egoísta y cobarde
en el que nunca podré - ni querré -
navegar de nuevo.

9.11.14

Yo no he estado nunca loca ni ese cuerpo es el mío.
Mi matriz es esta; dañada y partida en dos, llenas de estrías que son caminos que no llegan a ninguna parte, inconclusa. Con piel de naranja y con mañanas y con muérdeme ahora o cierra la puerta cuando te vayas.
Yo no he estado nunca loca ni todos vuestros recuerdos hablan de mi.
Lo que soy yo es una nube que no llueve por petición y mastica los chicles con más rabia de la que parece tener. Y no he olvidado lo incómodo que era andar con pantalones de campana cuando llovía, y el agua te llegaba hasta las rodillas, y la duda era si eras feliz o sólo hacías como.
Ni nunca he sabido qué color tenían mis entrañas, ni la locura se ha atrevido mínimamente a rozarme.
Era cordura permanecer con un ojo cerrado a las cuatro de la mañana con dos botellas de vino tinto nadando entre dos mitades. Lo era quererte en público y morderme el odio en el refugio que siempre fue mi cabeza. Cordura era la pena eléctrica en conciertos que no me interesaban más que por ti, las luces sucumbiendo al poder etílico de mis pupilas, mis brazos flotando porque yo lo que soy es una nube.
Os aseguro que yo nunca he estado loca, ni he pretendido parecerlo.
Asumí la desgana como una forma de acabar conmigo y caminar kilómetros como una de sobrevivirme. Y eso no significa que no sepa de qué va este mundo y esta normalidad estática e inerte y todo ese montón de ropa por doblar y una foto azul con tu cara encima de la mesa.
Que coger un tren signifique siempre una despedida aunque vaya al médico no me hace estar loca. Asumir mi cuerpo como el único territorio que nunca supe depender no me hace estar loca. Yo no he estado nunca loca, ni ese cuerpo es el mío.
Mi cabeza es un bálsamo contra la crueldad y mi cuerpo un alivio de ternura. Y si no os asomáis,

es por miedo.

25.9.14



Ya me prometieron una boda en Argentina. La boda no era mía, pero la vida sí. Y ya hice los planos de una casa azul y ya me los quemaron.
Ya me hablaron de perritos calientes en Londres y ya comparé precios y me rasqué los bolsillos. Ya me clavaron la mirada y ya me hablaron de amor a primera vista. Y ya me cantaron cerca, muy cerca, bajito. Y ya me dibujaron y me extrañaron; micropoesía en mensajes de madrugada, botellas de ginebra en la playa, bailes lentos.
Ya me regalaron una rosa aún sabiendo que prefería el sueño, ya me dijeron "qué linda que sos", y ya me pensaron en portugués. Ya me desvistieron y ya durmieron a mi lado con el abrigo puesto.
Ya me quisieron, y me desearon, y me tuvieron ganas. Y ya me tuvieron miedo, y pereza, y frialdad.
Ya me robaron un pedazo y ya se llevaron la otra mitad.
Ya me calaron los huesos y ya mojaron el suelo.
Ya pensaron en irse,
y ya se fueron.
Ya ensuciaron el pasillo y ya me basta.
Ya me soñaron,
y ya tampoco.

Ya fui yo
y ya no más.

6.9.14

mare.



"me despedí de ti,
bajé a la calle,
puse el pie en una tierra en la que no existías,"

Benjamín Prado


"tengo lo que tengo,
debo lo que debo
y quiero lo que quiero" *


Saboreo la ciudad que ya no existe.
La busco en canciones, con el ánimo de un espía cansado, con las manos en los bolsillos y los pantalones llenos de agujeros.
Me duele en los dientes nuestra historia, la que no existe. Y me huelo con tu camisa, que ya no es blanca y ni siquiera es tuya (porque tú tampoco existes más).
Mastico tu segunda persona hasta convertirla en aire, y me quema la piel cuando te llevo conmigo y hago como que tu recuerdo no es un simple pretexto para alimentar a mi sistema límbico.

Mírate las manos;
hay estrellas muertas por todas partes.




La huída se convirtió en camino en el momento justo en el que dejé de perseguirme.

Y ahora sólo trato de entender

porqué

sigo corriendo.

23.7.14

Me voy sin Córdoba y sin Troilo. Me voy sin mensajes de madrugada, sin las fotografías ciertas y sin el salitre del Carnaval. Me voy sin glaciares y sin mi sacón nuevo. Me voy sin Belvedere, sin el tacón rozando la madera, sin la viola sin cuerdas. Me voy sabiendo todo el tiempo que se ha arremolinado en esta casa y con el que no jugué a tiempo.
Me voy sin que nuestra historia renaciese en su origen, me voy aprendiendo a no invocarte más.
Y me voy con trenzas, con choclos, con bombillas y termos. Me voy con todo lo que significó atravesar la sierra con la vida entre los dientes. Me voy con el baile, con el Pacífico, con la chicha. Me voy sabiéndome en una selva que es mi vida, en una sierra que es mi historia, en la playa infinita que es mi casa.
Me marcho sin que haya fin de fiesta y sin haber entendido aún cuáles son los límites entre los mapas que un día soñamos y los que nos vistieron después.
Me voy porque siempre me voy y porque mi maleta me extraña, porque el camino camina y hay un lugar allá adelante en el que podré entender todo lo de aquí atrás.
Me voy con el con y sin el sin, con todo lo que me hizo dudar y todo lo que me desenredaron los nudos.
A mi la vida y a mi el viento.
A mi la nostalgia y a mi los escalofríos.
Lo que no fue ocupa su espacio,
y está mi maleta llena de planos de todo lo que ha sido y todo lo que será.

8.7.14

Peino mi deseo sin saber de donde nace tan desvalido. Y acaricio el holograma que es mi cuerpo en otras retinas, que nunca es pequeño, que nunca cabe, que nunca tiene casa.
Desenredo la pasión sin llegar a entender de dónde salieron tantos espejos, y de qué color es el sabor que se te quedaba en la lengua después querer hacerme bien. Sólo a mi, y sólo por mi.
Explícame qué parte de todo lo que soy es la que no te causaba empeño. Explícame
por cuál de mis secciones
se despertaba tu pereza.
Explícame cómo se vive
ahora
con tanta piel insípida.

1.6.14

Afónica, gritando en cada parque, poniéndoles espuma en el pelo, pidiéndoles un beso que recuerde siempre. 
Atónita, bailando en todos los bares. Moviendo el culo, sintiendo cómo sus miradas recorren lugares en los que firmamos la paz. Prometiendo guerra. Y ya ves, enamorándome de sus perfiles cantando "Hotel California", de sus "no me jodas". Volviéndome loca por cada canción que era para mi, por el amanecer jodiéndonos una mañana que debía ser oscura. Temblando por los besos adolescentes de los portales, por las luces de la ciudad, por las manos que nos damos tímidamente. ¿Lo ves? No existen listones cuando se habla de dejarse la piel. No existen intensidades cuando hablamos de dejarnos caer.

Yo te quise, sí, y te quise más que a nadie. Igual que al resto.

Feliz, sin tatuajes; follándome a una vida que es para mi.

31.5.14


Andrés era mentira.
Era tan mentira como mis mensajes de madrugada y mis besos de la mañana. 
Y el sexo reposado y el sexo rebosado, y qué es recuerdo sino un espejo en el que mirarse. Y Andrés era mentira pero yo soy casi perfecta.

Pedro era mentira.
Era mentira igual que Oporto también lo era. Y Fela Kuti sonando en las paredes, y mis bragas debajo de la almohada, y la lluvia que nos calaba llegando a casa.
Él escribía jazz pero el jazz también era mentira, y el afrobeat, y el blues, y el rock. Pero yo no; yo soy aproximadamente perfecta.

David era mentira.
Pero su belleza no. Su belleza se clavaba como un puñal que te atraviesa sin sentir piedad. Y su coche cruzaba el verano y yo dejaba a mi pelo bailar libre sin querer preguntar verdad o no. Y David nunca pudo quererme aunque yo fuese prácticamente perfecta.

María era mentira.
Como el espejo en el baño, las promesas y los veranos; las cursilerías lícitas en cada adolescente. Era mentira correr de la mano, era mentira que todos le prefiriesen a ella. Las canciones arañaban mientras yo no sabía que era inconscientemente perfecta,
pero lo era.

Nano era mentira.
Y Gijón también lo era, y también Londres. Y las orejas frías, y los mapas y el ketchup y los perritos calientes. Sobre todo los perritos calientes. Aunque yo fuese espontáneamente perfecta, la playa de San Lorenzo no lo era, porque era mentira.

Seba era mentira.
Era mentira igual que lo de que el infinito era nuestro. Era una puta estafa igual que Barcelona ardiendo, el té ardiendo, mi sexo ardiendo. La cama era mentira mientras yo me sentía más perfecta que nunca.

Mi ansiedad es mentira.
Es mentira igual que mis pulmones sin aire, la luz del frigorífico en horario nocturno, mi madre llorando a escondidas. 

El amor es mentira.
Escribir sobre mi es mentira.
Mis pesadillas son mentira.

La nostalgia va a matarnos con la inercia de un tranvía. El consuelo adormece. Tatuarse pájaros en pleno vuelo es tan mentira como todo lo demás. Y yo sólo quiero alguien que me roce un poco, 
que me conmueva un poco, 
que me mienta un poco.

La mentira es perfecta, 
y la perfección es mentira.

29.5.14

Ahí afuera la gente se dispara, se daña, se aniquila, se escuece.

En Europa crece la extrema derecha,
siguen explotando Potosí,
prostituyendo la moralidad,
y ahora me aburren los poemas de amor.

He dejado de frecuentar cafeterías y vuelvo a los blogs que abandoné para no ser mapa en tus manos.
Guardo los rencores entre los huesos y últimamente no recuerdo quién de los dos saltó primero.

En Brasil miles de familias son desalojadas para dar brillo al Mundial,
el patriarcado pone los pies encima de la mesa de tus padres y pide la cena,
y yo me duermo en tus películas favoritas
y tarareo con cansancio el camino recorrido.

Coca-cola escupe balas sobre Colombia mientras escribe felicidad en nuestra televisión,
en Perú a los centros comerciales se les llama desarrollo,
yo he caminado por tu barrio en sueños y creo que huía de ti.

Llevo la pena metida por los pantalones que no uso,
recuerdo Los Andes y mis recuerdos son amarillos,
se me mojaron de lluvia los cuadernos de viaje porque en Bolivia sólo hay asfalto si pasa el Dakar.

Ya no me acuerdo de ti (ni de tus muertos).
Y todo esto no se parece a un poema ahora.

Me irrita la fragilidad, me espanta el pesimismo,
me cansa la autocomplacencia.

A veces la vida es tan terrenal que sabe a polvo.


Ahora soy feliz.
Y a veces me aburre.

22.4.14

Miraba la cascada mientras aquel niño me preguntaba

por qué no te bañas.

Tengo miedo.

Miedo de qué.

De no ver el fondo.

No hay nada al fondo.


Al fondo está mi cabeza.

Yo no necesito tanto el camino,
pero sí las piedras.
Tú eres sólo un pedazo de asfalto
y todo lo que no arde es tierra.
Tierra mojada, tierra de nadie.
Salen de mi los barcos, y algunos se estrellan. Soy los faros y los paseos marítimos. Y también a veces me convierto en montaña y me dejo erosionar.
Ya fui antes trinchera, y me espantó el ruido. Ya fui estación y me inundaron de desencuentros, y tormenta, y fui parque y fui infinito y miseria.
Pero ahora soy un puerto y de mi salen barcos. Y les guío porque soy faro pero algunos se estrellan.
Y desde lo alto de mi cumbre les veo salir de mi y decirme ya vuelvo, y les veo volver y también nunca más hacerlo.

(Y yo me quedo cerca del azul. Siempre).
Extrañarás la risa y ni siquiera lo sabrás. No sabrás qué es esa sensación extraña que te encoge el estómago, te quita el apetito, te deja cansado todo el día.
No podrás explicar, cuando ella te pregunte, qué es lo que no te deja dormir, te persigue en tus (pocos) sueños, te quita las ganas de viernes noche.
Extrañarás la risa, y ni siquiera podrás entenderlo.