22.12.14

Aireo mi pena en parques infantiles,
alimento mi apatía con museos y exposiciones,
descuido mi casa abrazando cuerpos que ensucian mis cortinas.

 Y calmo la desesperanza con autodestrucción,
acuno el dolor del mundo huyendo pertenecerme.

Quemo vuestras perversidades haciéndome daño donde más duele.

Quién dijo que la venganza no le jode a una misma la vida.
Quién que le odio no te salpica a ti también.

Es el desconsuelo una cama donde recostarse;
el colchón huele a mierda y, además,
está llena de migas.


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