27.5.12

No sé si existe la suerte
                                                 o el amor,
o si matar es una forma límite de anhelo.

No sé si deseamos con el cuerpo para que no todo sea etéreo,
ni si acaso la fidelidad no es una cadena innecesaria formulada
por la gente con miedo de este mundo
                                                                            (esos que se atreven, después, a pronunciar lealtad con la voz temblorosa).

No sé por qué la palabra revolución os la pone dura
o por qué la velocidad mueve siempre un cosquilleo entre mis piernas.
No tengo ni la menor idea de por qué las ciudades aprietan de a poco e invaden las calles de uno mismo,
ni por qué la infancia se aparece como un fantasma en lugares donde parece que no pasa
nada.

Desconozco a qué saben algunas ambiciones, 
si tienen salida la mayoría de los callejones que recorro,
si la locura es nuestra salvación, nuestra condición, o nuestro llanto.

No tengo la menor idea de si esto es un camino o una playa infinita,
si hay faros más allá de estas nubes, 

si habrá alguien que quiera leerme un rato.


No necesito garantías cuando ya hay algo que cuida de mi, 
ahí fuera,
aquí dentro,

que puede ser el amor, tal vez,

o pueden ser las ciudades,

o incluso, y arriesgándome un poco, 
puedo ser yo misma.

[Yo que tengo un cuerpo, un alma, algunos pensamientos, zapatos insanciables y manos que nunca me han fallado].

Las certezas son para los cobardes. Las dudas para los hambrientos.


[Y yo
ten
go 
ganas.]
*

3 comentarios:

DrWiler dijo...

me ha parecido la hostia.

saudade dijo...

Y tienes toda la razón.

fanna_kutsushita dijo...

buah... TE SALES DE LA PELLEJA HIJA!