Como a un niño pequeño convenzo a mi propio cuerpo de que aquello está lejos y nunca, jamás, estuvo cerca.
Como un niño caprichoso, mi piel llora cinco minutos y luego continúa su ruta, dejándome a mi el trabajo sucio de tener que masticar un nombre que el resto del año coge polvo y permanece en el olvido.
Continuar está en el consciente y debajo están el resto de los verbos.
[Entre ellos cautivar].
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