2.10.12

Siempre me quedo esperando el portazo. Inmóvil y torpe; pensando en la imagen en la que el disparo suena y los pájaros salen volando del árbol.
Cuándo es huida y cuándo camino. Cuándo traición y cuándo libertad.
Aprieto mi cuerpo y recuerdo el último orgasmo. Deslizo incómodamente palabras desubicadas y leo los finales que escriben por mi. Las manos llenas de miedo hacen apuestas sobre cuál será la piedra que me golpee más fuerte. A las cabezas que conocen mis pesadillas ya no les queda ni una parte de mi amor que llevarse a la boca.
Todo lo que amamos se convierte tarde o temprano en condena o en humo.
En medio de la tormenta casi consigo sentir rabia por las canciones que cambiaron su inocuidad por intensidad tóxica. Sonrío tristemente pensando en las paradojas que até a mi cama, y recorro nuevamente los mismos fotogramas, bajo el mismo acento, lamiendo cada segundo sin poder sentir nada.

La mujer que recordáis ya no existe,
la habéis matado.

Antes era la bala,
y luego me convertí en árbol.

Ahora voy a volver a ser el primer pájaro
que se asusta
y vuela.

A lo mejor para siempre.



1 comentario:

Alisea dijo...

(...)
y yo amaba al pájaro...