Afónica, gritando en cada parque, poniéndoles espuma en el pelo, pidiéndoles un beso que recuerde siempre.
Atónita, bailando en todos los bares. Moviendo el culo, sintiendo cómo sus miradas recorren lugares en los que firmamos la paz. Prometiendo guerra. Y ya ves, enamorándome de sus perfiles cantando "Hotel California", de sus "no me jodas". Volviéndome loca por cada canción que era para mi, por el amanecer jodiéndonos una mañana que debía ser oscura. Temblando por los besos adolescentes de los portales, por las luces de la ciudad, por las manos que nos damos tímidamente. ¿Lo ves? No existen listones cuando se habla de dejarse la piel. No existen intensidades cuando hablamos de dejarnos caer.
Yo te quise, sí, y te quise más que a nadie. Igual que al resto.
Feliz, sin tatuajes; follándome a una vida que es para mi.